La inspiración para este escrito nace de
una conversación muy interesante entre mis compañeros y yo acerca del aborto.
Natalia Santos, a quien ya conocen, nos comentaba la legislación pro aborto en
España y daba su punto de vista Pro-vida, a lo cual Carlos Araujo hizo su
comentario “pro-choice” de donde salieron opiniones y puntos de vista
interesantísimos. Gracias a esto no pude evitar preguntarme: ¿Cuál es la
respuesta correcta a este tema? ¿La mujer realmente tiene decisión sobre el
feto que se produce en su cuerpo? ¿El estado está realmente obligado a defender
una vida dentro del vientre de una madre?
Si bien el aborto es un tema naturalmente
controversial, no podemos dejar pasar ciertos aspectos importantes en el tema.
Sea que tú protejas la vida o consideras el aborto una opción; si consideras
que el aborto es al final un derecho que toda mujer tiene para no traer al
mundo a nuevas personas que sólo no van a poder criar como deben; que le den
una vida digna; que no tengan el apoyo de sus familias y las echen de sus
casas, sólo para que vivan el mismo rechazo por parte de los padres. O por
razones más superficiales y frías, como arruinar sus cuerpos, sus vidas o que
pase a ser una responsabilidad de la que se haga cargo; a pesar que si tienen
el apoyo de familiares o padre del feto fecundado. ¡Qué sé yo! Hay tanto por
analizar; tantas historias por escuchar, sería irresponsable absolutizar una
realidad tan compleja.
“Mi aborto fue raro, casi ilusionante, mi
propia mamá me lo hizo yo cursaba el cuarto año y medio…”. Las palabras de una
joven que, a sus 18 años, tuvo que abortar.
“Aun tengo su rostro gravado. Lo toque, lo bese, le pedí perdón; pero aún siento el dolor. Ya casi tenía cuatro meses cuando el aborto dio resultado. Ya estaría en el noveno mes de embarazo y siento como se mueve aun, lo malo es que no puedo llorar como quisiera del corazón. No pierdo la esperanza de tenerlo en mis brazos.
“Aun tengo su rostro gravado. Lo toque, lo bese, le pedí perdón; pero aún siento el dolor. Ya casi tenía cuatro meses cuando el aborto dio resultado. Ya estaría en el noveno mes de embarazo y siento como se mueve aun, lo malo es que no puedo llorar como quisiera del corazón. No pierdo la esperanza de tenerlo en mis brazos.
Paloma”.
- Texto copiado de un foro para
concientizar sobre el aborto. -
“…el delito fue tipificado como homicidio
agravado, lo que según él, ha violentado el debido proceso y los derechos
sexuales reproductivos de estas salvadoreñas que por su condición económica y
social, no han podido defenderse ante los tribunales.” Reza el artículo del
diario La página sobre el caso de las 17 mujeres condenadas por aborto.
Si bien las leyes salvadoreñas buscan
proteger la vida en general a toda costa, supone que en caso de haber algún
problema con la salud de la madre en el momento del parto se busca proteger la
integridad de esta, presumiendo entonces que implica sacrificar al feto. Sin
embargo, según informes que me dediqué a leer para este escrito parece que ya
es penalizado el aborto ético, terapéutico y eugenésico, o sea, no importan las
circunstancias.
Hay que hacer énfasis que la mayoría de
madres en El Salvador no son por voluntad propia. En la mayoría de adolescentes
– especialmelmente mujeres - la primera experiencia sexual es por abuso. En El
Salvador, por la cultura machista, muchos hombres no usan preservativo por estigmas
sociales (Sin razón aparente) y la responsabilidad recae totalmente en la
mujer. ¿Por qué no evitar que nuevas vidas tengan una vida indigna? ¿Qué se
hace para detener esta tendencia?
¿Qué hay que evaluar en este aspecto?
¿Qué hace la cultura salvadoreña para
contrarrestar esto? ¿Con qué estigma corre una mujer que sale embarazada sin
estar casada? ¿Qué hacen los círculos más cercanos cuando esto sucede? ¿Cómo
influye la educación en esta tendencia? Probablemente estos son indicadores que
el Banco mundial evaluó en su estudio de natalidad en 2012.
“El
primero de los embarazos en un 41 por ciento de las jóvenes, entre 10 y 19
años, tiene su explicación en actos de violencia, los cuales en un 12 por
ciento provienen de algún familiar, de acuerdo con la investigación.”
“El
22 por ciento manifestó que no podía ejercer claramente su derecho a elegir su
pareja, un 32 por ciento no estaba al tanto de sus derechos para tener
relaciones sexuales solo con su consentimiento y un tercio de los jóvenes
expresó no conocer su derecho de cuándo empezar su vida sexual.
Además,
el 42 por ciento reportó no poder decidir quién es su pareja de vida y más de
la mitad dijo que no ejerce su derecho a denunciar un agravio sexual por temor
a represalias.”
Todos estos son resultados de la investigación de Rafael Cortez, encargado del estudio sobre educación sexual y derechos por parte del Banco Mundial, en el año 2012.
Todos estos son resultados de la investigación de Rafael Cortez, encargado del estudio sobre educación sexual y derechos por parte del Banco Mundial, en el año 2012.
Aparentemente la cultura salvadoreña carga
con gran culpa. A su servidor no le extrañaría – y en momentos de estupidez lo
llegué a pensar – que muchos hombres considerarían una evidencia de infidelidad
si la mujer ocupara algún método de control de natalidad. (Se inyecta o toma
pastillas para no salir embarazada de otro). Hasta cierto punto tiene sentido,
por más retorcido que parezca. La
realidad de El Salvador es otra, no se puede absolutizar o considerar
completamente ciertas las investigaciones o estudios de organizaciones
internacionales sobre el tema.
La falta de una educación objetiva y la
indiferencia ante un tema polémico y que se ha vuelto uno de los mayores
problemas a nivel nacional. Desde las familias salvadoreñas hasta las
diferentes organizaciones y ministerios encargados, todos culpables que esto
suceda. Desde especificar que el condón es para prevenir enfermedad, y que uno
se ofenda y decir: “Yo no estoy
enfermo...¿Con quién estuviste? ¡A saber con quién te has metido que te ha
pegado algo!”.
Claro, es fácil leer respecto al tema y
juzgar. Yo aquí cierro con una frase: “No es lo mismo verla venir que tenerla
enfrente”. La decisión de dar a luz o abortar tiene el mismo peso, y esto queda
claro con conocer un poco sobre el proceso del aborto y leer, o escuchar
testimonios de mujeres que abortaron. Si dar a luz es un proceso que trae
muchos cambios al cuerpo y algunos hasta destruyen, lo es también el proceso de
aborto. Abortar tampoco es una decisión fácil, las secuelas físicas y
psicológicas son peores que el mismo proceso de aborto, y esto lo defiendo con
este testimonio:
“Judith Fetrow: El aborto supuestamente libera a las mujeres. Esta es una de las
mentiras más grandes del movimiento feminista: que para ser mujeres libres,
debemos ser copias de los hombres y no debemos tener útero. Que matar niños
significa salvarlos y que las mujeres están más seguras y son más autónomas y
más capaces de cuidarse y protegerse, si no tienen niños.W
CASO 2: SRA. HOLLY M. DUTTON
"En
realidad con todo lo mala que es la violación, perder al bebé es mucho peor ...
no importa cómo haya sido concebido el niño, escoger la vida es la única manera
de salvaguardar la auto-estima de la madre, así como la dignidad del niño
prenacido.
Mi
aborto provocado a los 17 años no se debió directamente a la violación que
sufrí a los 12, pero fue la explosión de una bomba emocional de tiempo que
había sido activada 5 años antes. Yo fui arrebatada de mi propia cama y violada
a dos cuadras de mi casa por un extraño.
Me
obsesionaba la culpa, el dolor era abrumador, y aunque los médicos habían
justificado el aborto por mis ataques de epilepsia todavía me sentía culpable
de haber matado a mi bebé porque mi inmoralidad había traído esta tragedia.
Pensé muchas veces en suicidarme, pero temía a la muerte por miedo al castigo
divino. Con la ayuda de otras personas, pude encontrar el amor y perdón de
Jesús ... el Señor lentamente fue liberándome de más de 20 años de tensión
debida a la violación y al aborto".
Para quienes les gusta hablar si sí o no,
pónganse en los zapatos de las diferentes situaciones que les traigo este día.
Investiguen un poco sobre el tema, más de sus estándares y conozcan historias. No
vengo a convencerlos, los invito a leer más y hablar menos.
Para las niñas y los niños que se atreven a
juzgar de forma precipitada por lo que escuchan de sus papás o en la iglesia,
los invito a hablar con una persona que estuvo en esa posición y decidió si dar
a luz o abortar. Los invito a que piensen detenidamente: “¿Qué haría yo?”
Querido lector, juzgue usted.
Mi punto de vista un opinión respecto al tema no importa este día.
Yo me atrevo a decir, y repito: no es lo
mismo verla venir que tenerla enfrente.
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