lunes, 24 de septiembre de 2018

Una realidad cercana al aborto en El Salvador

Autor: Joaquín Arévalo


La inspiración para este escrito nace de una conversación muy interesante entre mis compañeros y yo acerca del aborto. Natalia Santos, a quien ya conocen, nos comentaba la legislación pro aborto en España y daba su punto de vista Pro-vida, a lo cual Carlos Araujo hizo su comentario “pro-choice” de donde salieron opiniones y puntos de vista interesantísimos. Gracias a esto no pude evitar preguntarme: ¿Cuál es la respuesta correcta a este tema? ¿La mujer realmente tiene decisión sobre el feto que se produce en su cuerpo? ¿El estado está realmente obligado a defender una vida dentro del vientre de una madre?
Si bien el aborto es un tema naturalmente controversial, no podemos dejar pasar ciertos aspectos importantes en el tema. Sea que tú protejas la vida o consideras el aborto una opción; si consideras que el aborto es al final un derecho que toda mujer tiene para no traer al mundo a nuevas personas que sólo no van a poder criar como deben; que le den una vida digna; que no tengan el apoyo de sus familias y las echen de sus casas, sólo para que vivan el mismo rechazo por parte de los padres. O por razones más superficiales y frías, como arruinar sus cuerpos, sus vidas o que pase a ser una responsabilidad de la que se haga cargo; a pesar que si tienen el apoyo de familiares o padre del feto fecundado. ¡Qué sé yo! Hay tanto por analizar; tantas historias por escuchar, sería irresponsable absolutizar una realidad tan compleja.

“Mi aborto fue raro, casi ilusionante, mi propia mamá me lo hizo yo cursaba el cuarto año y medio…”. Las palabras de una joven que, a sus 18 años, tuvo que abortar.
“Aun tengo su rostro gravado. Lo toque, lo bese, le pedí perdón; pero aún siento el dolor. Ya casi tenía cuatro meses cuando el aborto dio resultado. Ya estaría en el noveno mes de embarazo y siento como se mueve aun, lo malo es que no puedo llorar como quisiera del corazón. No pierdo la esperanza de tenerlo en mis brazos.
Paloma”.

- Texto copiado de un foro para concientizar sobre el aborto. -
“…el delito fue tipificado como homicidio agravado, lo que según él, ha violentado el debido proceso y los derechos sexuales reproductivos de estas salvadoreñas que por su condición económica y social, no han podido defenderse ante los tribunales.” Reza el artículo del diario La página sobre el caso de las 17 mujeres condenadas por aborto.
Si bien las leyes salvadoreñas buscan proteger la vida en general a toda costa, supone que en caso de haber algún problema con la salud de la madre en el momento del parto se busca proteger la integridad de esta, presumiendo entonces que implica sacrificar al feto. Sin embargo, según informes que me dediqué a leer para este escrito parece que ya es penalizado el aborto ético, terapéutico y eugenésico, o sea, no importan las circunstancias.

Hay que hacer énfasis que la mayoría de madres en El Salvador no son por voluntad propia. En la mayoría de adolescentes – especialmelmente mujeres - la primera experiencia sexual es por abuso. En El Salvador, por la cultura machista, muchos hombres no usan preservativo por estigmas sociales (Sin razón aparente) y la responsabilidad recae totalmente en la mujer. ¿Por qué no evitar que nuevas vidas tengan una vida indigna? ¿Qué se hace para detener esta tendencia?
¿Qué hay que evaluar en este aspecto?

¿Qué hace la cultura salvadoreña para contrarrestar esto? ¿Con qué estigma corre una mujer que sale embarazada sin estar casada? ¿Qué hacen los círculos más cercanos cuando esto sucede? ¿Cómo influye la educación en esta tendencia? Probablemente estos son indicadores que el Banco mundial evaluó en su estudio de natalidad en 2012.

El primero de los embarazos en un 41 por ciento de las jóvenes, entre 10 y 19 años, tiene su explicación en actos de violencia, los cuales en un 12 por ciento provienen de algún familiar, de acuerdo con la investigación.”
El 22 por ciento manifestó que no podía ejercer claramente su derecho a elegir su pareja, un 32 por ciento no estaba al tanto de sus derechos para tener relaciones sexuales solo con su consentimiento y un tercio de los jóvenes expresó no conocer su derecho de cuándo empezar su vida sexual.
Además, el 42 por ciento reportó no poder decidir quién es su pareja de vida y más de la mitad dijo que no ejerce su derecho a denunciar un agravio sexual por temor a represalias.”
Todos estos son resultados de la investigación de Rafael Cortez, encargado del estudio sobre educación sexual y derechos por parte del Banco Mundial, en el año 2012.

Aparentemente la cultura salvadoreña carga con gran culpa. A su servidor no le extrañaría – y en momentos de estupidez lo llegué a pensar – que muchos hombres considerarían una evidencia de infidelidad si la mujer ocupara algún método de control de natalidad. (Se inyecta o toma pastillas para no salir embarazada de otro). Hasta cierto punto tiene sentido, por más retorcido que parezca.  La realidad de El Salvador es otra, no se puede absolutizar o considerar completamente ciertas las investigaciones o estudios de organizaciones internacionales sobre el tema.
La falta de una educación objetiva y la indiferencia ante un tema polémico y que se ha vuelto uno de los mayores problemas a nivel nacional. Desde las familias salvadoreñas hasta las diferentes organizaciones y ministerios encargados, todos culpables que esto suceda. Desde especificar que el condón es para prevenir enfermedad, y que uno se ofenda y decir: “Yo no estoy enfermo...¿Con quién estuviste? ¡A saber con quién te has metido que te ha pegado algo!”.

Claro, es fácil leer respecto al tema y juzgar. Yo aquí cierro con una frase: “No es lo mismo verla venir que tenerla enfrente”. La decisión de dar a luz o abortar tiene el mismo peso, y esto queda claro con conocer un poco sobre el proceso del aborto y leer, o escuchar testimonios de mujeres que abortaron. Si dar a luz es un proceso que trae muchos cambios al cuerpo y algunos hasta destruyen, lo es también el proceso de aborto. Abortar tampoco es una decisión fácil, las secuelas físicas y psicológicas son peores que el mismo proceso de aborto, y esto lo defiendo con este testimonio:
Judith Fetrow: El aborto supuestamente libera a las mujeres. Esta es una de las mentiras más grandes del movimiento feminista: que para ser mujeres libres, debemos ser copias de los hombres y no debemos tener útero. Que matar niños significa salvarlos y que las mujeres están más seguras y son más autónomas y más capaces de cuidarse y protegerse, si no tienen niños.W
CASO 2: SRA. HOLLY M. DUTTON

"En realidad con todo lo mala que es la violación, perder al bebé es mucho peor ... no importa cómo haya sido concebido el niño, escoger la vida es la única manera de salvaguardar la auto-estima de la madre, así como la dignidad del niño prenacido.
Mi aborto provocado a los 17 años no se debió directamente a la violación que sufrí a los 12, pero fue la explosión de una bomba emocional de tiempo que había sido activada 5 años antes. Yo fui arrebatada de mi propia cama y violada a dos cuadras de mi casa por un extraño.
Me obsesionaba la culpa, el dolor era abrumador, y aunque los médicos habían justificado el aborto por mis ataques de epilepsia todavía me sentía culpable de haber matado a mi bebé porque mi inmoralidad había traído esta tragedia. Pensé muchas veces en suicidarme, pero temía a la muerte por miedo al castigo divino. Con la ayuda de otras personas, pude encontrar el amor y perdón de Jesús ... el Señor lentamente fue liberándome de más de 20 años de tensión debida a la violación y al aborto".

Para quienes les gusta hablar si sí o no, pónganse en los zapatos de las diferentes situaciones que les traigo este día. Investiguen un poco sobre el tema, más de sus estándares y conozcan historias. No vengo a convencerlos, los invito a leer más y hablar menos.
Para las niñas y los niños que se atreven a juzgar de forma precipitada por lo que escuchan de sus papás o en la iglesia, los invito a hablar con una persona que estuvo en esa posición y decidió si dar a luz o abortar. Los invito a que piensen detenidamente: “¿Qué haría yo?”
Querido lector, juzgue usted.

Mi punto de vista un opinión respecto al tema no importa este día.
Yo me atrevo a decir, y repito: no es lo mismo verla venir que tenerla enfrente.






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