viernes, 28 de septiembre de 2018

El prócer Delgado y la patria Salvadoreña



Tal como lo he afirmado en otros espacios editoriales, la memoria histórica se ha ido perdiendo en El Salvador ya que las nuevas generaciones hoy no tienen ese ímpetu de investigación por ser autodidactas, por ser ávidos de conocer la historia de El Salvador desde que en 1811 el benemérito Presbítero José Matías Delgado logró congregar a las masas, a la ciudadanía que tenía el deseo de ser independientes de la corona española y las campanas de la parroquia La Merced que repicaron gritando la libertad, siendo así las primeras emancipaciones.

Hay pruebas escritas que el se encontraba en dicha parroquia (que tiene su sitio en San Salvador en las cercanías del centro histórico) así afirma el párroco actual de la misma, el padre Irineo Callejas que manifiesta: “Él celebró boda en aquellos días que estaba aquí y se está usando una versión que él no estaba aquí sino que en Guatemala” lo mencionó para otro medio escrito de El Salvador en una entrevista en la cual se comprobó el libro de actas matrimoniales y ahí está escrito de puño y letra que el 5 de Noviembre de 1811 José Matías Delgado párroco de la Merced convocó a las masas.

José Matías Delgado fue y será un prócer benemérito de esta tierra cuscatleca, el indomable Matías Delgado le denominan otros porque de verdad supo cómo organizar a un pueblo que pedía entre llantos y furias la libertad e independencia completa de España y de la Capitanía General que tenía su sede en Guatemala.

Centroamérica proyéctose en la Asamblea Constituyente de 1823 presidida un tiempo e inspirada por el Presbítero y Doctor Delgado de quien en verdad era obra, pinta, define, nos enseña en una palabra cómo puede ser un gobierno que no sea servil imitación del gobierno de los pueblos de educación e índole diversa: el gobierno de la Asamblea de 1823 nos muestra un gobierno original de los Centroamericanos para los Centroamericanos.

El escudo del prócer Delgado también es bueno hablar de ello, estaba dividido en dos partes: el primero -del apellido Delgado y Guzmán Delgado- significa castillo de armas y caballería; el otro que significa Iglesia y religión, es en teste último que se lee “Ave Maria Gratia Plena” que es latín y es parte del avemaría que los católicos rezamos.  
El prócer Delgado nace un 24 de Febrero de 1767 en San Salvador, sus padres Don Pedro Delgado y Matamoros y Doña María Ana de León Mejía y Delgado, los hermanos del Presbítero Delgado fueron: Mercedes, Francisco, Manuel, Josefa, Juan y Miguel. Esta parte es importante mencionarla dado que todos los próceres tienen su descendencia, incluso el que nos ocupa en esta editorial dado que en su carácter de sacerdote no era permitido claro que está, pero sus hermanos que vivieron y crecieron en El Salvador si dejaron su descendencia.

Llama mucho la atención como el fue nombrado el primer Obispo de la diócesis de San Salvador: la Junta gubernativa de San Salvador acordó el 30 de Marzo de 1822 el establecimiento de una nueva diócesis en la provincia, nombrando al presbítero José Matías Delgado, cuya determinación fue confirmada por el Congreso Constituyente de la misma provincia el 27 de Abril y 4 de Mayo de 1824, toma posesión oficialmente en 1825.
Podríamos tomar a José Matías Delgado como el padre de la patria, como ese referente que hoy todo funcionario por elección popular debe ver así dado que Delgado pensó en la libertad de su gente, en la independencia de las provincias Centroamericanas y que quizás la historia ha sido muy silenciosa en ese aspecto, sin quitar méritos al extraordinario Manuel José Arce que fundó el ejército de la república Salvadoreña, además de los hermanos Aguilar, los Fagoaga, Celis y demás próceres Salvadoreños que buscaron la libertad, el orden democrático y republicano de esta tierra cuscatleca.

¿Qué podría decirnos José Matías Delgado hoy a los Centroamericanos? Porque hay muchas tareas pendientes: lograr una paz social sostenible a largo plazo, mayor productividad sobre todo para las zonas rurales que es donde vive la gente con menos recursos, el buen funcionamiento de los órganos del Estado y que sean funcionarios idóneos para ejercer el cargo, además, sería un guía espiritual para muchos en lograr una sociedad más firme en sus proyectos de país en los que se beneficie a los más pobres. Ojalá, que el ejemplo de este benemérito prócer nos sirva de ejemplo a muchos para preservar la libertad.

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