Tal como lo he afirmado en otros espacios editoriales, la
memoria histórica se ha ido perdiendo en El Salvador ya que las nuevas
generaciones hoy no tienen ese ímpetu de investigación por ser autodidactas,
por ser ávidos de conocer la historia de El Salvador desde que en 1811 el
benemérito Presbítero José Matías Delgado logró congregar a las masas, a la
ciudadanía que tenía el deseo de ser independientes de la corona española y las
campanas de la parroquia La Merced que repicaron gritando la libertad, siendo
así las primeras emancipaciones.
Hay pruebas escritas que el se encontraba en dicha
parroquia (que tiene su sitio en San Salvador en las cercanías del centro
histórico) así afirma el párroco actual de la misma, el padre Irineo Callejas
que manifiesta: “Él celebró boda en aquellos días que estaba aquí y se está
usando una versión que él no estaba aquí sino que en Guatemala” lo mencionó
para otro medio escrito de El Salvador en una entrevista en la cual se comprobó
el libro de actas matrimoniales y ahí está escrito de puño y letra que el 5 de
Noviembre de 1811 José Matías Delgado párroco de la Merced convocó a las masas.
José Matías Delgado fue y será un prócer benemérito de
esta tierra cuscatleca, el indomable Matías Delgado le denominan otros porque
de verdad supo cómo organizar a un pueblo que pedía entre llantos y furias la
libertad e independencia completa de España y de la Capitanía General que tenía
su sede en Guatemala.
Centroamérica proyéctose en la Asamblea Constituyente de
1823 presidida un tiempo e inspirada por el Presbítero y Doctor Delgado de
quien en verdad era obra, pinta, define, nos enseña en una palabra cómo puede
ser un gobierno que no sea servil imitación del gobierno de los pueblos de
educación e índole diversa: el gobierno de la Asamblea de 1823 nos muestra un
gobierno original de los Centroamericanos para los Centroamericanos.
El escudo del prócer Delgado también es bueno hablar de
ello, estaba dividido en dos partes: el primero -del apellido Delgado y Guzmán
Delgado- significa castillo de armas y caballería; el otro que significa
Iglesia y religión, es en teste último que se lee “Ave Maria Gratia Plena” que
es latín y es parte del avemaría que los católicos rezamos.
El prócer Delgado nace un 24 de Febrero de 1767 en San
Salvador, sus padres Don Pedro Delgado y Matamoros y Doña María Ana de León
Mejía y Delgado, los hermanos del Presbítero Delgado fueron: Mercedes,
Francisco, Manuel, Josefa, Juan y Miguel. Esta parte es importante mencionarla
dado que todos los próceres tienen su descendencia, incluso el que nos ocupa en
esta editorial dado que en su carácter de sacerdote no era permitido claro que
está, pero sus hermanos que vivieron y crecieron en El Salvador si dejaron su
descendencia.
Llama mucho la atención como el fue nombrado el primer
Obispo de la diócesis de San Salvador: la Junta gubernativa de San Salvador
acordó el 30 de Marzo de 1822 el establecimiento de una nueva diócesis en la
provincia, nombrando al presbítero José Matías Delgado, cuya determinación fue
confirmada por el Congreso Constituyente de la misma provincia el 27 de Abril y
4 de Mayo de 1824, toma posesión oficialmente en 1825.
Podríamos tomar a José Matías Delgado como el padre de la
patria, como ese referente que hoy todo funcionario por elección popular debe
ver así dado que Delgado pensó en la libertad de su gente, en la independencia
de las provincias Centroamericanas y que quizás la historia ha sido muy
silenciosa en ese aspecto, sin quitar méritos al extraordinario Manuel José
Arce que fundó el ejército de la república Salvadoreña, además de los hermanos
Aguilar, los Fagoaga, Celis y demás próceres Salvadoreños que buscaron la
libertad, el orden democrático y republicano de esta tierra cuscatleca.
¿Qué podría decirnos José Matías Delgado hoy a los
Centroamericanos? Porque hay muchas tareas pendientes: lograr una paz social
sostenible a largo plazo, mayor productividad sobre todo para las zonas rurales
que es donde vive la gente con menos recursos, el buen funcionamiento de los
órganos del Estado y que sean funcionarios idóneos para ejercer el cargo,
además, sería un guía espiritual para muchos en lograr una sociedad más firme
en sus proyectos de país en los que se beneficie a los más pobres. Ojalá, que
el ejemplo de este benemérito prócer nos sirva de ejemplo a muchos para
preservar la libertad.
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