Como internacionalista es difícil comprender el
nombramiento de Michelle Bachelet como Jefa de Derechos Humanos de Naciones
Unidas, en la actual coyuntura latinoamericana en la que se están exigiendo
temas como el aborto, un paso previo a una anarquía legal en la que exigen
después la pena de muerte por todo y por nada.
El 9 de Agosto amanecía en los titulares noticiosos de
que Argentina había dicho que no, a la despenalización del aborto tras una
discusión compleja y prolongada en el Senado Argentino, hay una conexión de
esta noticia con el nombramiento de Bachelet en esta importante oficina. Desde
ningún ángulo crítico podría comprenderse este nombramiento dado que el derecho
a la vida es un derecho inherente de toda vida humana bajo las circunstancias que
sean, ninguna circunstancia justifica un asesinato para una vida que no ha
nacido pero que ya está en su período de gestación.
Michelle Bachelet ha sido de las promotoras principales
de promover el aborto en países de la región, lo cual es contradictorio el
nombramiento como Jefa de Derechos Humanos de tan importante Organización (ONU)
además cuando el Papa Francisco visitó Chile en Enero del corriente año se tuvo
un suceso bochornoso que la seguridad pública que estaba a cargo de ella como
Jefa de Estado- ya que aún no asumía Sebastián Piñera- cuando manifestantes pro aborto y movimientos feministas irrumpieron propiedad privada y diplomática dado que muchas manifestantes
estaban dentro de la Nunciatura Apostólica y eso representa una violación a
acuerdos diplomáticos internacionales[1].
Como Jefa de Estado ella tuvo que haber sido la primera en condenar dichas actitudes, poder dar una reprimenda a las autoridades de seguridad pública de cómo pudieron tener la desfachatez de permitir que entraran grupúsculos dentro de la Nunciatura Apostólica si dicha sede diplomática tiene protección internacional por antiguos acuerdos diplomáticos internacionales como toda embajada en el mundo. Al contrario, ella alentó a esas turbas guardando silencio, por lo tanto la hace cómplice de estas viejas prácticas para exigir derechos, lo que muchas veces se olvida es que para tener derechos hay que cumplir la ley y el orden sino incurre en un irrespeto hacia el orden público.
Ahora bien, ya con Estados Unidos fuera del Consejo de
Derechos Humanos de Naciones Unidas, lo cual he mencionado que no ataco pero
tampoco justifico pues cada república es soberana, Bachelet tiene el reto de
condenar la actual coyuntura en Nicaragua y no sólo eso, sino que instar al
gobierno a un cese de la represión dado que asesinan estudiantes
universitarios, se tienen muchísimos en la clandestinidad y miles de ciudadanos
solicitando refugio en Costa Rica.
Debe demostrar que su ideología socialista no debe cegarla en el momento de proteger derechos de las mayorías, de velar por aquellos que verdaderamente sufren y no sólo velar por políticas y proyectos impuestos que se dice que representan el nuevo marxismo internacional.
Tambien Bachelet tiene el enorme reto de instar al
gobierno cubano que respete la libre protesta, que no dañe la integridad física
de las personas que salen a protestar en contra del gobierno, son los derechos
humanos que en la región pueden visualizarse que se han violentado
públicamente, sumado claro al penoso caso venezolano.
El Consejo de Derechos Humanos debe servir en función de
los ciudadanos y no de grupos de interés mezquinos que sólo buscan
desestabilizar las democracias y libertades (libertades no libertinaje) en
nuestros países. Bachelet debe demostrar que su vocación pediátrica la debe
conducir a defender la vida desde su concepción.
[1]
Nunciatura en Chile sin verdadera protección diplomática https://www.panamaamerica.com.pa/opinion/nunciatura-en-chile-sin-verdadera-proteccion-diplomatica-1095048