A nivel internacional la sequía en el triángulo Norte se
ha dado a conocer gracias a este buen enlace de comunicación como es la prensa
misma, en la primera plana de los principales rotativos de El Salvador se le ha
dedicado atención primordial a esta sequía que sin duda ha golpeado la economía
familiar y agrícola, nuestros agricultores son los que han tenido que pagar el
alto costo.
El fenómeno complejo del cambio climático es el ciudadano
que menos queremos pero que se encuentra ya entre nosotros, basándose este
artículo en datos oficiales del Ministerio de Agricultura las pérdidas han sido
las siguientes: 2.13 millones de quintales de maíz que están valorados en
USD$30 millones. Entre 2014 y 2015 las pérdidas en agricultura por sequía
asciende los USD$150 millones también confirmó el Ministerio de Medio Ambiente
y Recursos Naturales.
Alrededor de $1,000 se estiman en pérdidas semanales de
la cooperativa de pescadores de la zona costera de La Unión, similar panorama
se ha manifestado en la zona occidental. Es lamentable, preocupante y
decepcionante que nuestro país esté sufriendo este embate de la naturaleza, es
por eso que desde hace años muchos expertos en la materia han insistido en
crear un plan contingencial para estas coyunturas.
En el caso guatemalteco, ha sido una grave situación
también ya que el Ministro de Agricultura- Méndez Montenegro- ha manifestado
que las pérdidas de los cultivos por la sequía está aproximadamente valorado en
Q337 millones y los principales departamentos más afectados son: Jutiapa,
Chiquimula, Zacapa, entre otros.
Para el presente artículo, se ha podido obtener
declaraciones en el contexto de la sequía en El Salvador del Director del
Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) quien es el
Doctor Manuel Otero, quien manifiesta: “Nos preocupa obviamente la
vulnerabilidad climática en Centroamérica y Caribe. La sequía en El Salvador
está afectando la oferta de maíz y esto tiene en vilo a un país entero.
Afectada la autosuficiencia alimentaria por la sequía extrema, que no estaba en
los cálculos ni pronosticada en esta intensidad, recordamos la disposición del
IICA de estar junto a los productores y las autoridades salvadoreñas para poder
paliar las consecuencias del cambio climático trabajando por una agricultura
más resiliente”.
La sequía que nos ha afectado como región, nos ha
afectado en el consumo de alimentos diarios de todos. Surge nuevamente la
necesidad de no improvisar, de no depender absolutamente de la asistencia
internacional, este triste evento para nuestra gente más pobre debe ser la
oportunidad para diseñar un plan contingencial (sin ataduras ideológicas ni
políticas) que reduzcamos la vulnerabilidad frente a este monstruo del cambio
climático.
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