Periodistas vaticanistas
residiendo en Roma, hace meses publicaban la noticia que al Papa Pablo VI
(Beato) se le había atribuido un milagro en los niños no nacidos,
inmediatamente pensé que sería el Papa de los no nacidos, de los niños
indefensos que crecen dentro del vientre de su madre. Pablo VI era
absolutamente humanista, tal como se pueden leer en sus cartas encíclicas sobre
todo la Populorum Progressio, que sigue vigente hasta nuestros días.
Comenzando Marzo del año
corriente, se publica a primera hora de la mañana hora Centroamericana que
Pablo VI tiene un nuevo acompañante en su canonización ya aprobado por el Papa
Francisco- anteriormente aprobado por el colegio Cardenalicio- se trata de uno
de los salvadoreños más reconocidos de forma global: Monseñor Romero. La
canonización de Monseñor Romero se venía esperando desde hace décadas por un
gran segmento poblacional de la feligresía católica de El Salvador, que también
se le atribuye a un milagro de un ser no nacido.
El Papa Francisco desde Marzo de 2013
que está al frente del Pontificado de la Iglesia Católica ha proporcionado
noticias y sucesos sorpresivos, como la reforma a la Curia Romana- ya en
proceso- nuevas disposiciones en base al derecho Canónico a las personas que
han contraído segundas nupcias, nombramientos Cardenalicios como el del Obispo
Gregorio Rosa Chávez, la permanente cercanía con el Papa Emérito Benedicto XVI
buscando sus consejos.
Hay algo muy importante que su
servidor quisiera mencionar en el presente artículo, los beatos Pablo VI y
Monseñor Romero eran buenos amigos, si, por la razón de que ambos tuvieron
siempre en mente que la justicia para los más pobres fuera realidad, algo que
está en la misma sagrada escritura, la justicia, el bienestar social y sobre
todo colocar siempre en el centro a la persona humana, algo tan difícil en
nuestros días, en medio de un ambiente global en el que la persona queda en un
segundo lugar. El materialismo, relativismo, la indiferencia ante los grandes
problemas que nos aquejan a todos ha contagiado desde los más jóvenes hasta los
adultos.
El Papa Francisco ve a una
Latinoamérica fructífera en desarrollo humano, espiritual y vocacional, ejemplo
de lo que estoy diciendo es el próximo cónclave para toda la juventud del
mundo, que se dará cita en Panamá por la Jornada Mundial de la Juventud,
primera vez que se realiza en un país Centroamericano, esto es un llamado claro
a que la región tiene que ir al encuentro de una sociedad en donde jóvenes y
adultos podamos procurar el desarrollo económico en nuestras ciudades.
Es el momento para celebrar,
desde luego que si, es una oportunidad para la reconciliación nacional de
verdad tal como dijo el Cardenal Rosa Chávez en un noticiero matutino
inmediatamente se supo la noticia, no obstante, yo desde este espacio animo a
que no se politice este evento que es exclusivamente de la Iglesia Católica, no
hay lugar para sensacionalismos políticos a raíz de este suceso pues fuese un
error muy grande.