miércoles, 19 de diciembre de 2018

Cultura, historia y arte son temas de relleno en los programas de gobierno




Pintura de José Retana
Arte salvadoreño: "Mejor de lo que imaginas"


Escrito por: 

José Retana
Pintor y columnista de opinión

A lo largo de nuestra historia algunos movimientos políticos, reclutaron artistas y hacedores de cultura, para utilizar su creatividad con fines ideológicos, esto redujo al intelectual del arte a un ser “comprometido”, opción legítima que a mi juicio riñe con el concepto de autonomía y libertad que ronda a todo artista.

En nuestra América, en el deseo por ahondar en esa concepción política, muchos artistas entusiasmados- quisieron ir más allá de lo tradicional y buscaron la transformación sociopolítica, desarrollando su trabajo con un criterio integrado a esa realidad. Crearon entonces un "arte del pueblo para el pueblo", documentando la historia con una interpretación un tanto egoísta, dependiente del concepto revolucionario latinoamericano.

La libertad de pensamiento es un derecho, limitar la independencia creativa por un ideal político es un error que contradice la facultad individual a la reflexión autocrítica, mal que empujó al arte hacia la utopía del cambio social, generalizando artistas como un grupo de seres iguales, volviendo el arte algo secundario al ubicar su desarrollo como peligroso e innecesario.

El pensamiento ideológico es una ventaja de nuestras diferencias, mi crítica no es hacia la naturaleza de las ideas, sino a la dependencia de estas. Con el tiempo y la globalización, los artistas se despojaron del compromiso y sin abandonar sus ideas, hoy continúan documentando la realidad, criticándola, estimulando la conciencia como cualquier medio de comunicación, que dentro de un proyecto comunista y “popularizador”, los alejaba de su más grande aliado, la libertad.

Valorar la cultura, la historia y las artes, debe ser un anhelo nacional- la responsabilidad de educar, administrar la cultura y la historia de forma responsable es del estado, el pueblo es el espectador, quien tiene derecho de apreciar y de ser educado para ello. El consumidor es el ciudadano y varía de acuerdo a su nivel de desarrollo y educación. El crecimiento cultural es proporcional al progreso económico, contribuye a desaparecer la concepción popular que la cultura, la historia y el arte son actividades elitistas y no divertidas, debilidad adquirida cuando la pobreza es instrumentalizada y aislada de la educación.

Imaginar el mundo sin arte,sin color, sin música, sin creatividad es visualizarse en un mundo inhumano en el que el consuelo de la música, la danza, la arquitectura, se vuelven exclusividad del interés turístico, perdiendo valor para las clases mayoritarias. Sin ahondar en bondades o defectos, en este mundo rutinario, el arte pone color a un mundo incoloro, da luz a la esperanza, abre nuestros ojos aunque sea de manera fugaz. El arte es el sueño colectivo de la humanidad, la expresión del sentimiento arraigado de una lucha constante por mejorar lo anterior.

Nuestro país necesita políticas culturales más alla del simple fomento de actividades artísticas, necesitamos considerar la cultura, la historia y las artes parte del desarrollo de nuestra nación, elemento esencial para el fomento del orgullo de la identidad, como factor de la cohesión social y fuente de bienestar económico.

La cultura, la historia y las artes deben ser un eje importante para el futuro gobierno, y estimar que más que  elementos de contemplación - son factores de desarrollo - inmiscuidos de forma directa con la educación, seguridad, salud, economía, civismo, etc.