22 de Junio 2017
“Hoy es un día importante para la cooperación entre la Unión Europea y Costa Rica (…) la meta no es entrar al club sino responder a las aspiraciones de los ciudadanos con mejores estándares, crecimiento sostenible e incluyente de la mano de una administración más eficaz”, estas fueron las declaraciones brindadas por Pelayo Castro, representante de la Unión Europea en Costa Rica.
Desde el año pasado pude leer y escuchar sobre la posible adhesión costarricense a la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos), nacida en 1961 y con sede en París dentro de la SIECA (Secretaría de Integración Económica Centroamericana); el Ministro de Comercio Exterior de Costa Rica mencionó a inicios de año que ya existían negociaciones bien avanzadas para la membresía tica en dicha entidad, destacando la importancia que esto tiene. Dicho lo anterior, el portal web del Ministerio mencionado anunció con beneplácito el 31 de mayo pasado el inicio de un programa de asistencia técnica para tal adhesión, teniendo relevancia temas como: gobernanza pública, materia fiscal, cuidado del medio ambiente, entre otros.
Muy bien por Costa Rica, pero también los países centroamericanos —específicamente los gobiernos y sectores empresariales del Triángulo Norte— debemos sentirnos llamados a reflexionar por la consecución de los estándares de vida que merecemos y promover —aún más— la inversión extranjera tan necesaria pues es generadora de empleo —tan necesario entre nosotros—, así como poner atención a la preservación del medio ambiente y lograr consensos cristalinos en temas como la transparencia y gobernanza pública.
Congratulaciones para la hermana Costa Rica, pues es el primer país en ingresar en dicha Organización —de América los miembros son: Canadá, Estados Unidos, México, Chile y hoy, Costa Rica—; sobre todo, se debe prestar atención a las declaraciones que he citado al inicio del presente artículo que leen, en las que se hace un llamado a lograr un crecimiento sostenible e incluyente, esta debe ser la meta a alcanzar de la región centroamericana al unísono sin las clásicas confrontaciones anacrónicas que solo sirven para promover el estancamiento y retroceso económico.
Se debe tomar como referencia a Costa Rica dentro de la región centroamericana, más allá del respeto a los Derechos Humanos —recordando el Acuerdo de San José de 1990, importante para El Salvador previo al oficial Acuerdo en el Castillo de Chapultepec en 1992—; debe ser su buena reputación en el concierto de las naciones, incluso, es de hacer importante mención que la diplomática muy reconocida Christiana Figueres fue hasta hace poco, en la última elección a la Secretaría General de Naciones Unidas, una de las mas influyentes, es decir, Costa Rica ha manejado sus relaciones comerciales y diplomáticas sin sesgos ideológicos.
Desde el año pasado pude leer y escuchar sobre la posible adhesión costarricense a la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos), nacida en 1961 y con sede en París dentro de la SIECA (Secretaría de Integración Económica Centroamericana); el Ministro de Comercio Exterior de Costa Rica mencionó a inicios de año que ya existían negociaciones bien avanzadas para la membresía tica en dicha entidad, destacando la importancia que esto tiene. Dicho lo anterior, el portal web del Ministerio mencionado anunció con beneplácito el 31 de mayo pasado el inicio de un programa de asistencia técnica para tal adhesión, teniendo relevancia temas como: gobernanza pública, materia fiscal, cuidado del medio ambiente, entre otros.
Muy bien por Costa Rica, pero también los países centroamericanos —específicamente los gobiernos y sectores empresariales del Triángulo Norte— debemos sentirnos llamados a reflexionar por la consecución de los estándares de vida que merecemos y promover —aún más— la inversión extranjera tan necesaria pues es generadora de empleo —tan necesario entre nosotros—, así como poner atención a la preservación del medio ambiente y lograr consensos cristalinos en temas como la transparencia y gobernanza pública.
Congratulaciones para la hermana Costa Rica, pues es el primer país en ingresar en dicha Organización —de América los miembros son: Canadá, Estados Unidos, México, Chile y hoy, Costa Rica—; sobre todo, se debe prestar atención a las declaraciones que he citado al inicio del presente artículo que leen, en las que se hace un llamado a lograr un crecimiento sostenible e incluyente, esta debe ser la meta a alcanzar de la región centroamericana al unísono sin las clásicas confrontaciones anacrónicas que solo sirven para promover el estancamiento y retroceso económico.
Se debe tomar como referencia a Costa Rica dentro de la región centroamericana, más allá del respeto a los Derechos Humanos —recordando el Acuerdo de San José de 1990, importante para El Salvador previo al oficial Acuerdo en el Castillo de Chapultepec en 1992—; debe ser su buena reputación en el concierto de las naciones, incluso, es de hacer importante mención que la diplomática muy reconocida Christiana Figueres fue hasta hace poco, en la última elección a la Secretaría General de Naciones Unidas, una de las mas influyentes, es decir, Costa Rica ha manejado sus relaciones comerciales y diplomáticas sin sesgos ideológicos.
Andree Cardona
Lic. en Relaciones Internacionales
El Salvador
Lic. en Relaciones Internacionales
El Salvador
https://www.larepublica.net/noticia/costa-rica-y-su-adhesion-a-la-ocde
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